La cardiología clínica sigue siendo el pilar básico de la especialidad. El gran desarrollo de las técnicas diagnósticas hace más necesario recalcar su importancia, porque la decisión final del cardiólogo debe ser consecuencia de la integración de toda la información recibida a través tanto de la clínica como de las técnicas diagnósticas. 

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad en el mundo desarrollado, por encima de otras patologías como el cáncer, los accidentes de tráfico o las enfermedades infecciosas. Esto se debe, fundamentalmente, a la altísima prevalencia de los conocidos como factores de riesgo cardiovascular, fundamentalmente el tabaco, la hipertensión, la diabetes o el colesterol. 

La labor del Cardiólogo debe centrarse pues, no solo en tratar la enfermedad cuando ya ha aparecido, sino en tratar de evitar que ésta aparezca, tratando y controlando los factores de riesgo. 

Desde esta perspectiva, ponemos a disposición de todos nuestros pacientes las tecnologías más punteras dirigidas a la detección precoz de la enfermedad cardiovascular, tratando de alterar su curso natural, actuando fundamentalmente sobre la carga de riesgo basal del paciente, y todo ello de un modo absolutamente individualizado.